Otra noche en vela.
Sé perfectamente que nieva
y que no tiene sentido.
Es un martirio que
yo mismo tengo en frente.
Invisible por castigo
se convierte el dolor de mi abrigo.
Lo peor
es que me he acostumbrado a él,
lo más duro
es que ya no podré olvidarlo.
Vacío que fuera puro
y arde porque no era mío.
Verme.
Mirarte.
Recordarlo.
Sentirnos.
Creeros.
Se ríen.
Tiempos muertos como mi alma,
restos que me dejan sin calma
pero yermo.
Sempiterno sentimiento del averno.
Por favor,
tirad de mis cimientos.
—
Poema de Julián Fernández Ortiz (@jotadoce_)